Se
incluyen en esta ruta una serie de itinerarios, todos ellos referidos
a localidades próximas a Segovia, que conservan con gran pureza
tradiciones, monumentos y paisajes de los que ya se enorgullecieron remotas
generaciones.
Las compras gastronómicas
Situados en Segovia, hay que señalar dos lugares próximos
a los que hay que acercarse si queremos hacer una compra gastronómica
que sea propia de la tierra y, además, de máxima calidad.
La primera pista nos debe llevar a la Finca Tajuña, situada en
el término de Fuentemilanos (hay que seguir la N-110 en
dirección Ávila y al poco de dejar atrás Fuentemilanos,
tomar la carretera local que conduce a Abades y volver a tomar poco después
un desvio a la izquierda que conduce al caserío de Tajuña).
En este lugar podemos comprar un chorizo excepcional producido en forma
artesana. Chorizos en aceite y en manteca, envasados en tarrinas y chorizos
de lujo en tripa cular con el aliño propio del chorizo casero con
la finura que sólo se consigue picando incluso los jamones del
animal.
Retornando a Segovia podemos hacer una breve parada para proveernos
del dulce más acreditado: el ponche segoviano. El establecimiento
recomendado por tradición y calidad debe ser El Alcázar
en la Plaza Mayor, aunque también hay otras confiterías
de prestigio en la calle Cervantes.
La N-601 que conduce a La Granja (y a Madrid por el puerto de
Navacerrada) nos permite acercamos a otro enclave gastronómico
importante, la finca de los Perros, situada a las puertas de La Granja
(entre los kilómetros 79 y 78, tomando una desviación a
la izquierda que conduce al lugar conocido como Casa de Santa Cecilia).
En esta finca pueden comprarse en temporada los mejores judiones de La
Granja (octubre) y unas insuperables frambuesas (julio ), además
de algún que otro producto auténtico de huerta.
Los placeres gastronómicos
El buen comer segoviano suele identificarse con los fogones capitalinos
de Cándido, Duque, Amador y algún otro buen local de la
ciudad, o con los periféricos de Sepúlveda, Pedraza o Turégano.
Menos conocidos son los locales próximos a la ciudad de los que
nos ocupamos en este itinerario. Si enlazamos con el anterior, empezaremos
por decir que entre los numerosos restaurantes de La Granja hay,
al menos, dos buenas referencias: Canónigos (en la casa y plaza
del mismo nombre) y Dólar (una institución en el lugar).
No lejos, en Valsaín, no podemos dejar de citar un local
tan popular como el de Hilaria.
Una carretera muy apropiada para gastrónomos exigentes es la
N-1lO, en su tramo ascendente hacia la N-I. Torrecaballeros es
lugar de importancia, pues dos de sus mejores restaurantes pueden incluirse
entre la decena de mejores restaurantes de la capital y provincia. Se
trata de El Horno de la Aldegüela y La Posada de Javier, locales
que ofrecen excelentes asados, sin lujos decorativos ni filigranas en
el servicio. Un poco más lejos queda el lugar de Sotosa1bos
(a 10 km. de Torrecaballeros y a 20 de Segovia) donde hallaremos el restaurante
Las Casillas, cuyos fogones, que sólo funcionan los fines de semana,
se incluyen entre los 4 ó 5 mejores de Segovia; el plato fuerte
es el cordero, asado lentamente a la vista del impaciente consumidor,
y tampoco deben pasarse por alto los chorizos caseros, los postres de
la casa y su logrado ambiente rústico, sin detrimento de la comodidad.
Muy cerca, abre a diario el restaurante Manrique, que no está nada
mal, siguiendo la tradición familiar nacida en Pedraza.
Otro de los mejores restaurantes de Segovia se encuentra también
fuera de la ciudad; se trata del Parador Nacional, situado en la carretera
de Valladolid, antes de llegar a La Lastrilla. Junto a las especialidades
castellanas (buen cordero asado) proponen otras recetas más internacionales
de afortunada ejecución, aunque aquí la calidad de la cocina
se reparte el mérito con la comodidad y la inmejorable situación
del parador, auténtico mirador de la ciudad.
Finalmente, hay que citar el gusto de los segovianos por sus ventorros
y, aunque parece que ha decaído bastante la calidad y el pintoresquismo,
pueden citarse los de San Pedro Abanto y Villa Rosa en la carretera de
Arévalo, Puente de Hierro en la de Villacastín, Jauja en
la de Riofrío, Magullo en la N-llO...
Viejos cacharros, tradiciones y miradores
Si quisiéramos comenzar este itinerario con un contraste tecnológico
de siglos, podríamos iniciarlo acercándonos a Palazuelos
de Eresma donde se aprovecha un viejo molino de papel del siglo XVI
y las aguas del Eresma para producir whisky español; pero como
si el pasado quisiera inclinar la balanza a su favor, recientemente -1985-
se ha descubierto un mosaico romano junto a la iglesia.
Para llegar a Torrecaballeros por carreteras locales, partiendo de Palazuelos,
Segovia o La Granja, pasaremos muy cerca del pequeño municipio
de Trescasas, lugar que conserva restos de su viejo edificio de
esquileos, y de su barrio de Sonsoto (pinturas de Bayeu y Maella
en la iglesia); entre ambos, junto a las eras, se alza un buen templo,
que correspondería a una población hoy desaparecida, cuya
seriedad avala la declaración en curso para su declaración
como monumento histórico-artístico.
Cabanillas del Monte es parada obligada, pues es un encantador
lugar con una bella iglesita románica que conserva en su interior
un interesante retablo dedicado a San Miguel arcángel, con penacho
y alas, castigando con su espada al derrotado dragón. El exterior
es muy fotogénico, ya que en un mismo plano entran la espadaña
campanera, el redondeado ábside románico y el potro de herrar,
sin que falte la proximidad de un copudo árbol para dar profundidad
a la toma.
Tras cruzar el puente de las Cinco Luces sobre el río Cigüiñuela,
llegamos a Torrecaballeros. pequeño pueblo que en el pasado
dicen que fue lugar de asentamiento de caballeros templarios, y que hoy
es lugar de peregrinación gastronómica, bien atendida por
los cinco mesones de la localidad. Con esta vocación no es raro
que en las fiestas de la Natividad no falten los detalles gastronómicos:
Viernes noche, fogata en la plaza, baile y sardinada; sábado, procesión
con trajes típicos y recorrido por los mesones, cerrándose
la fiesta el último día con una tradicional chocolatada
y baile. La iglesia tiene ábside románico y obras posteriores
que ampliaron su capacidad y devaluaron su aspecto medieval; en el interior
hay tallas y cuadros de mérito.
A la vuelta hacia Segovia puede tomarse un desvío que conduce
a lo que tradicionalmente siempre ha sido el mejor observatorio del conjunto
de la ciudad sobre un fondo de chopos, álamos, y castaños,
con el despuntar de torres y el remate del Alcázar. Un poco más
arriba del mirador y antes de llegar a La Lastrilla se encuentra
el Parador Nacional de Turismo, cuyas vistas de la ciudad ganan en altura
y en comodidad, pues desde los ventanales del salón, desde la piscina
o desde los comedores se tiene siempre a la vista el espectáculo
de Segovia.
Tampoco es mala idea entrar en Segovia por Zamarramala, lo que
nos permite contemplar otra vista hermosísima de la ciudad acercándonos
por las proximidades del Alcázar; de esta forma podremos visitar
este arrabal de Segovia que además de sus famosas fiestas, ya descritas
en otro lugar de esta Guía (ver Ruta de las fiestas segovianas),
tiene un templo de cierto mérito, obra menor de Pedro de Brizuela,
arquitecto que tan buenas obras dejó en Segovia y su provincia.
Sin embargo el templo custodia un tesoro, la no muy conocida Santa Reliquia,
un Lignum Crucis que entregó el Papa Honorio III a los caballeros
del Santo Sepulcro en cuya capilla, la antiquísima de la Vera Cruz,
situada entre Zamarramala y Segovia, estuvo hasta que en 1962 se trasladó
a la que entonces era ermita de la Magdalena, hoy templo parroquial situado
en el centro del barrio-pueblo. En los siglos XV, XVI y XVII se sabe que
la Reliquia era llevada cada año a la catedral de Segovia el día
del Corpus, en cuya procesión iba precediendo a todas las cruces
parroquiales de la ciudad.
Siguen los miradores
Esta vez se utiliza como salida de Segovia la C-605 dejando atrás
el Alcázar, la Fuencisla, los viveros y las revueltas del Eresma
y un buen trecho de llana carretera hasta tomar el desvío que conduce
al pueblo de Añe, buen mirador sobre el soto poblado de
chopos y fresnos, el río Moros y los pinares que se extienden hasta
el término de Armuña. La iglesia es un edificio del siglo
XV. También Armuña es un lugar elevado que sirve
de atalaya para otear los picudos horizontes guadarrameños. Típica
es su plaza Mayor y antiguo su templo (XIII-XIV).
Bemardos es un lugar de arraigadas tradiciones (Santa Águeda
en febrero, encierros en las fiestas de agosto y romerías). Su
iglesia parroquial, en la parte más alta del pueblo, tiene origen
románico y a ese estilo y época corresponde la talla de
la Virgen que se venera en el interior. También es románica
la ruinosa ermita de Santa Inés, que goza de excelentes vistas;
otra ermita es la de la Virgen del Castillo, situada al noroeste del pueblo
en el ameno paraje denominado Constanzana, donde quedan vestigios de una
antigua población. Como habrá observado el visitante, Bernardos
es zona de suelos pizarrosos, que alguna cualidad especial deben tener
(dicen que su maleabilidad), pues al parecer los techados de El Escorial,
La Granja, Riofrío y Segovia están construidos con pizarras
procedentes de Bernardos.
A través de Migueláñez llegamos al lugar
de Domingo García en el que existen las ruinas de la casa-palacio
de los marqueses de Paredes; calle por medio está la capilla, en
muy mal estado, construida en 1545, que luce el escudo de la familia y
que se ampliaría para fornar la actual parroquia. La noble familia
de los Bravo de Mendoza fue titular de la capilla y allí puede
aún verse la lápida de la mujer del comunero Jiuan Bravo.
En el cercano cerro de San Isidro se encuentran los restos de una ermita
románica que combina la piedra, el ladrillo y se decanta hacia
la ruina progresiva. De todas formas aún se aprecian dos épocas
constructivas correspondiendo lo más moderno al siglo XVII; cuando
se canonizó a San Isidro y se le dedicó este templo. La
visita al cerro es muy interesante, pues además de las excelentes
vistas que se dominan y del valor del templo medieval, pueden verse las
tumbas antropomorfas excavadas en la roca pizarrosa en torno a la ermita.
Las viejas villas tradicionales
Carbonero el Mayor tiene un amplio término de llanura.
Del pueblo sobresalen los afilados picachos de su iglesia, su monumento
principal, que es uno de los mejores y más amplios de la provincia.
Es una construcción reedificada hacia 1500, época a la que
pertenecen sus tres naves góticas con buenos pilares, arquerías
y excelentes bóvedas de crucería; el crucero y la capilla
mayor se renuevan dos siglos más tarde en el estilo barroco de
la época. Su retablo es un magnífico ejemplar de mediados
del siglo XVI, con armadura finamente tallada y estofada que alberga veintiuna
tablas pintadas por Baltasar Grande y Diego de Rosales (pintores cercanos
al arte de Ambrosio Benson) con temas diversos; los que están más
al alcance del visitante son los evangelistas de la predela, las escenas
de vida de San Juan Bautista (en el primer cuerpo) y las tablas centrales
de los restantes pisos con la Transfiguración del Señor,
Cristo a la Columna y el Calvario. También hay que resaltar entre
las obras de mérito del templo un Crucifijo gótico ( en
un altar barroco) y el órgano barroco, de los mejores de la provincia.
El palacio que perteneció al linaje de los del Sello es un edificio
muy sólido, característico de las construcciones del siglo
XV, con pocos huecos en fachada, cuya portada muestra un arco de grandes
dovelas sobre el cual corre un alfiz que se coronó posteriormente
por un blasón del linaje; en una esquina hay un torreón
de tan amplia base como escasa altura, cuya gracia radica en los tres
arcos escarzanos que rematan la galería alta.
Otras grandes arquitecturas de Carbonero y alrededores las constituyen
la arruinada iglesia del despoblado barrio de Fuentes, el paredón
de San Miguel en lugar también despoblado, y la ermita del Bustar
en el paraje llamado Los Nares, situado entre tierras de labor y pinares,
cerca del río Pirón, a la que acuden las gentes de estas
tierras en la romería de septiembre.
En cuanto a las artes y tradiciones populares hay que citar los talleres
bordados, la escuela de dulzaina, los grupos de danzantes y el taller
artesano de Lorenzo Sancho (dulzainero).
Continuando nuestro itinerario puede tomarse un pequeño desvío
para llegar al pueblo de Escarabajosa de Cabezas en cuya iglesia
han quedado al descubierto, recientemente, los primitivos arcos de ladrillo
y la piedra de las paredes que nos muestran los rasgos originales de este
primitivo templo (siglos XI-XII) que tiene estructura de cruz latina con
fuerte torre cuadrada. En la finca "Los Fetosines" situada en
el término municipal se han descubierto unos lujosos mosaicos y
estucos romanos pertenecientes a una villa del siglo II. Si el visitante
pasa por aquí el último domingo de octubre, podrá
descubrir también una tradición viva, la procesión
del Cristo a la ermita con jóvenes bailando, al son de la dulzaina
y el tambor, variadas jotas segovianas.
Volviendo a la N-601 debe tomarse ahora el camino hacia el Mozoncillo
en cuyo desparramado urbanismo podemos encontrar interesantes casas de
arquitectura popular y una bella plaza con el Ayuntamiento en el centro;
lugar en el que se celebran los festivales de folklore segoviano centrados
en las danzas de "paloteo" propias de esta zona (Armuña,
Carbonero, Bemardos y Mozoncillo).
Los alrededores de Mozoncillo son muy atractivos: ríos, campos,
crucero, pinares y ermitas como la de Rodelga, a la que se acude en romería
en mayo y en septiembre, ya la de San Roque, que conserva un buen artesonado.
Quizá la mayor emoción y tipismo se produzcan en la romería
de la patrona, la Virgen de Rodelga, después del Corpus, cuando
los danzantes bailan ante la Virgen o en la noche en la que se encienden
luminarias a la salida del pueblo y en la ermita. Otra tradición
viva es la artesanía del mimbre con dos cultivadores en Mozoncillo:
Vidal Hérranz (muebles) y Florencio Hijosa (cestos).
Fuentepelayo es otro gran pueblo de este itinerario, muy rico,
tanto en sus fiestas y tradiciones como en su patrimonio monumental. La
iglesia de Santa María es un gran templo de estilo gótico
con restos románicos ( ábside y portada de ladrillo ); tiene
portada isabelina y en el interior destacan las bóvedas de crucería,
el coro alto ( con arco peraltado, balaustrada calada y órgano)
y el púlpito gótico de piedra. Hay que llamar la atención
respecto a un interesante grupo escultórico de La Piedad y a la
orfebrería de plateros segovianos del XVI, que se conservan en
este templo. En la iglesia de El Salvador, lo más notable es el
estupendo artesonado mudéjar que cubre, en perfectas condiciones,
toda la nave principal.
El calendario de fiestas típicas de Fuentepelayo es muy abultado:
Las Candelas en febrero, las procesiones de Semana Santa, la romería
a la ermita de San Miguel en mayo (con bailes y danzas en la pradera),
las fiestas patronales de agosto (fiestas de toros), y las del Santo a
fines de septiembre (procesión y jotas). Tampoco faltan en el lugar
otras tradiciones como la artesana de las mantas segovianas y la gastronómica
del cordero asado de Casa Víctor.
Otro pueblo de subido rango en nuestro itinerario es Aguilafuente,
donde los recuerdos y vestigios arrancan de muy atrás. Las excavaciones
arqueológicas han descubierto un asentamiento romano que tendría
continuidad en época visigótica como muestran los ajuares
hallados en la necrópolis, igualmente excavada. Por otra parte,
no puede olvidarse que en la iglesia de Santa María de este pueblo
se reunió del l al l0 de julio de 1472 el Sínodo convocado
y presidido por el obispo Juan Arias Dávila; los decretos y constituciones
de esta asamblea se imprimieron en un libro: el Sinodal de Aguilafuente,
cuyo único ejemplar conocido se encuentra en el archivo de la catedral
de Segovia. Fue impreso en Segovia a fines de 1472 y es considerado como
el más antiguo de España.
La histórica iglesia de Santa María conserva un ábside
románico con arquería mudéjar, siendo el resto del
templo de estilo gótico tardío, de tres naves, con una hermosa
portada con arquivolta inscrita en un adornado alfiz. Otro templo es el
de San Juan, edificio románico, lo que nos da idea de la importancia
de esta villa en los siglos siguientes a la reconquista. Es de una nave
con torre de dos cuerpos, de piedra, bastante completa, aunque con aditamentos
y en mal estado de conservación.
En lo popular tampoco queda a la zaga este lugar, pues organizan últimamente,
durante el verano, una feria de la artesanía a la que concurren
bastantes artistas con talleres en la comarca. Su fiesta más tradicional
es la del Santísimo Cristo de la Peña, que se celebra, con
encierros y romería desde su ermita a la parroquial, el domingo
anterior al 25 de octubre, fecha de su fiesta. También en agosto
se celebran las fiestas de la Asunción en la que se bailan jotas
ante la Virgen y, aparte de novilladas y vaquillas, tiene lugar la tradicional
rebolada con chocolatada a discreción en la madrugada, y "misa
de los hacheros" al día siguiente.
El último lugar de este itinerario es Lastras de Cuéllar,
situado en plena zona de pinares, por lo que su atractivo no es de extrañar
que sea, sobre todo, paisajistico (riberas del Cega) y de reposo (pradera
de altos chopos en los alrededores), pero también tiene una bella
tradición, la romería de la Virgen de Sacedón que
se celebra en la Pascua de Pentecostés, con danzas, paloteos, dulzaina
y tamboril.
Las escapadas campestres
Situándose de nuevo en la N-110 y sobrepasando Torrecaballeros,
tomaremos el desvío del km. 181 para acercamos al lugar de Basardilla
que cuenta con una iglesia de dos naves de llamado "románico
del Pirón", en regular estado, pero íntegra y sin aditamentos
estructurales posteriores al siglo XIV. Adrada de Pirón
es otro pequeño lugar, apiñado en torno a su iglesia, recientemente
restaurada. Es un templo románico con ampliaciones en los siglos
XVI y XVII.
Entre Adrada y Losana cruza el río Pirón por una zona
muy apropiada para excursiones. Es un territorio abrupto, con fuertes
desniveles, preciosas arboledas, praderas, cuevas y ermita rupestre. El
sentido de la excursión debe seguir el curso del río Pirón
hasta su confluencia con el arroyo Viejo, lugar donde abundan las cuevas,
grutas y abrigos rocosos labrados por las aguas en las rocas calizas,
ocupados por el hombre desde épocas remotas. El más importante
de estos refugios es la cueva de la Vaquera, de gran valor espeleológico
por sus numerosas galerías, corrientes subterráneas y boca
a los dos valles; además de los grabados y restos que avalan la
presencia del hombre desde el Neolítico a la Edad de Hierro. En
el farallón rocoso se en- cuentra la ermita rupestre de Santiaguito,
cuya estructura aprovecha la disposición del terreno, y y a la
que acuden los vecinos de los pueblos limftrofes en romería cada
25 de julio. En las inmediaciones de la ermita hay una espléndida
pradera muy apropiada para el descanso, así como un paraje muy
grato, el llamado caserío de Covatillas, con una solitaria mansión
y un precioso puente de rosada piedra. Sobre todo este soberbio territorio
pesa la amenaza de un proyecto de pantano.
Tras la incursión anterior podemos proseguir por la carretera
nuestro itinerario hasta llegar a Torreiglesias, pueblo con buenos
edificios en los que abunda el adorno de fachadas utilizando la técnica
tan segoviana del esgrafiado. La iglesia es un buen ejemplo románico
ampliado posteriormente. Entre sus elementos más destacables cabe
citar la portadita románica del baptisterio, la pila bautismal
del siglo XII, la bóveda de crucería, el gran retablo renacentista
del altar mayor, el órgano barroco y piezas museísticas
tales como un pequeño Pantocrátor románico de la
ermita de Santiaguito y orfebrería meritoria. Torreiglesias conserva
además fiestas tradicionales como Santa Águeda (febrero)
y San Antonio (junio) en las que hay danzas y paloteos luciéndose
los trajes típicos que se conservan aún desde el siglo pasado.
A través de Turégano (ver Ruta 17 de la Nacional I) tomamos
la C-603 en dirección a Segovia. Un desvío a la derecha
puede conducirnos a Escalona del Prado, pueblo que añade
a su nombre la referencia al magnífico prado que se encuentra al
oeste del pueblo (de 5 km de largo por 2 de ancho), uno de los mejores
de la provincia por su extensión, calidad y llanura. En la misma
dirección se encuentra el bello santuario de la Virgen de la Cruz.
Siguiendo por la C-603 pasamos junto al disperso caserío de Villovela
de Pirón, rodeado de montes de encina, espléndido soto
en las márgenes del río, típicos chopos y verde pradera:
en el caserío la iglesia románica ocupa lo más alto
de la aldea, siendo lo más destacable de ella su elegante portadita.
Puede seguirse, ya a pie, el curso del rlo Pirón desde Villovela
hasta Peñarrubias pasando por Parral. Igual itinerario
puede seguirse también por la carreterita que une estos pueblos.
De cualquier forma hay que acercarse a Peñarrubias, una especie
de nido de águilas, sobre un cerro, entre peñas verticales
y vegetación; hay que darse una vuelta por las empinadas calles
del lugar, beber en su fuente y ver su iglesia románica restaurada
(ábside con bello ventanal con dos columnitas con remates de capiteles
labrados). El Parral es una especie de caserío con una mansión
señorial rodeada de casas de colonos.
Otros dos barrios que, junto con Villovela, Peñarrubias y Parral,
forman un único municipio son Escobar y Pinillos,
caseríos pintorescos situados junto al arroyo Polendos del que
toman apellido, con típicas iglesitas y fachadas enjalbegadas,
con lo que damos fin a este itinerario que proseguirá de regreso
a la cercana Segovia.
Las ruinas románicas
Un brevísimo recorrido a las puertas de Segovia nos lleva a ver
unas tristes iglesitas románicas abandonadas y ruinosas en la zona
de Polendos, pero que aún conservan detalles ornamentales que reflejan
el amor con que fueron construidas allá por los siglos XII o XIII.
La primera de ellas es la de Santo Tomás en La Higuera,
que conserva una portadita preciosa y un rudo torreón.
Siguiendo el curso del arroyo Polendos llegamos a la aldea de Aguejas,
que también tuvo una iglesita románica que a duras penas
mantiene en pie el ábside y muros. Retornando a Segovia pasaremos
por Quintanar, que también cuenta con una ruina del siglo
XIII, que únicamente conserva un ventanal en el testero, un arco
toral y la portada norte.
Antes de incoporarnos a la N-601 pasaremos por Bernuy de Porreros,
donde veremos el último ejemplar románico de este recorrido;
es una iglesia con galería cegada pero con huecos que permiten
contemplar los bien tallados capiteles: son curiosas las inscripciones
grabadas en las paredes del atrio y, al exterior, el torreón y
su abultado acceso.
Alojamientos
SEGOVIA
Ver ruta 7.
Comidas
LA GRANJA Y VALSAÍN
Ver ruta 8.
TORRECABALLEROS
La Posada de Javier. N-110, km. 163 Teléfono: 911-401136.
Cierra los domingos noche, lunes y enero. Construida en las cuadras de
un viejo caserón. Buen cordero elaborado en horno de leña
a la vista del cliente. También preparan otros platos, unos típicos
como los judiones de La Granja, otros menos como la sopa de setas, ambos
de calidad, cualidad extensiva a los postres caseros que cierran el menú.
Horno de la Aldegüela. N-110, km. 163. Teléfono: 911-401086.
Dos comedores. Especialidades: judiones de La Granja, asados en horno
de leña y chuletillas, todo ello de gran calidad.
Rancho de la Aldegüela. Teléfono: 911-401060. Especialidades:
cordero y carnes rojas a la parrilla.
Otros restaurantes: Mesón de los Caballeros, el Acebo y Burgos.
COLLADO HERMOSO
Horno de Asar Manrique. N-110, km. 173. Teléfono: 911-401181.
Abierto a diario. Especialidad: cordero y cochinillo siguiendo la tradición
familiar del horno de Pedraza.
LA LASTRILLA
Parador. Ver ruta 7.
CARBONERO EL MAYOR
Mesón Riscal. Carretera de Segovia.
MOZONCILLO
Puede comerse en los bares La Alegría y Los Cinco Herranes.
FUENTEPELAYO
Puede comerse en los bares Los Álamos y en Casa Víctor.
AGUILAFUENTE
Puede comerse en el bar Rufino, en la plaza de la Fuente.
Visitas
SONSOTO, CABANILLAS Y TORRECABALLEROS
Iglesias: si no están abiertas, preguntar en el pueblo.
ZAMARRAMALA
Iglesia: Preguntar en el pueblo.
CARBONERO EL MAYOR
Iglesia. Abierta todo el día.
ESCARABAJOSA DE CABEZAS
Iglesia. Abierta normalmente, en caso contrario, preguntar por el párroco.
FUENTEPELAYO
Iglesias de Santa María y de El Salvador. La parroquial
suele estar abierta, en caso contrario, y para visitar El Salvador, preguntar
por el párroco.
TORREIGLESIAS
Iglesia. Si no está abierta, preguntar en el pueblo.
Fiestas
Ver datos prácticos en la ruta 11.
Compras
FUENTEMILANOS
Finca Tajuña (entre Fuentemilanos y Abades). Chorizos artesanos
excepcionales.
LA GRANJA
Finca Los Perros, a la salida de La Granja. Judiones, frambuesas
y productos de huerta de primerísima calidad.
SEGOVIA
Pastelería El Alcázar. El mejor ponche segoviano.
|