N REFRANERO POPULAR
1

Nadie da lo que no ha.
Aparece este refrán recogido en la Celestina de este modo: Ninguno da lo que no tiene, y manifiesta que no se debe exigir de nadie más de lo que pueda dar.

2 Nadie diga de esta agua no beberé.
Previene contra las declaraciones categóricas, pues ignoramos lo que nos depara el futuro.
3 Nadie es profeta en su tierra.
4 Nadie se acuerda de Santa Bárbara hasta que truena.
Nadie invoca auxilio o pone los medios para solucionar un problema hasta que éste ha alcanzado gravedad extrema.
5 Ni son todos los que están, ni están todos los que son.
Primitivamente, se dijo en alusión a los locos, pero hoy se aplica para expresar un matizado desacuerdo con una selección que nos parece viciada de parcialidad e injusticia.
6 Ni tanto ni tan calvo.
Expresa desacuerdo con una exageración exorbitante. Con análogo sentido, se dice también: Calvo, mas no tanto que se le vean los sesos.
7 Ni tengo padre ni madre, ni perro que me ladre.
8 Ningún tonto tira cantos a su tejado.
9 Niño llorón, poco meón.
10 No basta ser bueno, sino parecerlo.
No sólo hay que actuar con honradez, sino que hay que evitar las situaciones que den lugar a equívoco. Como -según Plutarco- un día le dijo César a su mujer, Pompeya, sospechosa de connivencia amorosa con el turbulento Publio Clodio Pulcro: "A la mujer del César no le basta con ser honrada, sino que además tiene que parecerlo".
11 No comer por haber comido, no hay nada perdido.
12 No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy.
A medio camino entre la máxima y el refrán, se dirige a los que, por pereza o incuria, retrasan, a menudo con perjuicio, la ejecución de algún deber.
13 No desnudes a un santo para vestir a otro.
14 No digas nunca "de esta agua no beberé, porque el camino es muy largo y puede apretar la sed.
15 No es como se empieza sino como se acaba.
16 No es lo mismo oír que escuchar.
17 No es lo mismo prevenir que curar.
18 No es lo mismo repicar que tocar campanas.
19 No es lo mismo sembrar que recoger trigo.
20 No es más limpio el que más limpia, sino el que no ensucia.
21 No es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.
22 No es oro todo lo que reluce.
Advierte el refrán contra las apariencias, que a menudo esconden bajo su brillo sórdidas realidades.
23 No es siempre mejor camino el más corto.
24 No es tan fiero el león como lo pintan.
Igual que el león en contra de su fama, reacciona a veces con mansedumbre, así también las cosas peor afamadas suceden a menudo con menor violencia y estrago del que se espera.
25 No está el horno para bollos.
26 No hay bien ni mal, que cien años dure.
Se dice a modo de consuelo, tratando de aliviar al que padece algún sufrimiento.
27 No hay bien que mal no traiga.
28 No hay cosa más atrevida que la ignorancia.
29 No hay cuesta arriba sin cuesta abajo.
30 No hay daño que no tenga apaño.
Es sentencia de consuelo con la que advierte que casi siempre acaba por hallarse remedio a los problemas. De ahí que, rotundamente, afirme otro refrán: A todo hay remedio, sino a la muerte.
31 No hay destajo sin trabajo.
32 No hay dos sin tres.
33 No hay enemigo fácil.
34 No hay mal que por bien no venga.
Da a entender, como lo hizo Gracián en El Criticón o Galdós en la batalla de los Arapiles, que un suceso nefasto suele ser a veces ocasión de otro venturoso. Lo cual, en definitiva, viene a corroborar otra irrecusable verdad: Hasta el fin, nadie es dichoso.
35 No hay más cera que la que arde.
Se dice para expresar que no se dispone sino de lo que está a la vista.
36 No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
Manifiesta que la indiferencia aturde y paraliza al ofensor. Bien lo sabía, sin duda, el procónsul Tácito, quien en sus famosos Anales dejó escrito: "Irritarse por una injuria es casi reconocer que se merece; si se la desprecia, en cambio, queda sin valor".
37 No hay mejor lotería que el trabajo y la economía.
Reflexión moral con la que suele argüirse a los que confían en hacerse ricos con los juegos de azar. Aconseja poner las ilusiones en cosas que con seguridad pueden reportar beneficios, como el trabajo y el ahorro.
38 No hay bien ni mal que cien años dure.
Se dice a modo de consuelo, tratando de aliviar al que padece algún sufrimiento.
39 No hay nublado que dure un año.
Se dice como voto de esperanza ante cualquier adversidad persistente. Con igual sentido, también es usual decir: Nunca llovió que no escampase.
40 No hay palabra mal dicha si no fuese mal entendida.
Se refiere a las personas que suelen malinterpretar la palabras que han sido dichas sin malicia ni mala intención, aunque Saint-Exupéry, en El Principito, afirmara que "la palabra es siempre fuente de malentendidos".
41 No hay peor astilla que la de la misma madera ( o del mismo palo).
Advierte que no hay peor enemigo que aquel que ha sido amigo o conoce nuestras debilidades.
42 No hay plazo que no llegue, ni deuda que no se pague.
Afirma, por una parte, que a toda promesa, aunque sea a largo plazo, le llega el momento de ser cumplida. Y, por otra, alude a aquellos que, creyendo que nunca habrán de ser pillados, continúan haciendo fechorías a más y mejor.
43 No hay regla sin excepción.
Se usa para dar a entender que no hay norma o criterio tan firme y categórico que no deje de verificarse alguna vez. Hasta el punto de que, a la inversa, haya podido decirse que la excepción confirma la regla.
44 No hay santo sin octava.
45 No ofende quien quiere, sino quien puede.
Advierte de lo peligroso que pueden ser las ofensas porque, a menudo, éstas se vuelven contra quien las lanza. Ya lo decía Ulpiano, famoso jurisconsulto de la antigüedad romana: "No siempre queda injuriado aquel que sufre la injuria".
46 No pidas peras al olmo.
47 No por mucho madrugar, amanece más temprano.
48 No querras para otro lo que no quieras para ti.
49 No sabes lo que vale una cosa, hasta que te falta.
50 No se ganó Zamora en una hora.
Recomienda paciencia ante toda obra de gran envergadura. Alude a los siete meses de asedio sufridos por Zamora (año 1072), hasta que el puñal de Bellido Dolfos acabó con la vida del rey Sancho el Bravo. Entonces, Alfonso VI acudió en apoyo de su hermana, y Zamora, así, quedó en poder de doña Urraca.
51 No se hizo la miel para la boca del asno.
Advierte que es necedad ofrecer cosas valiosas al que no puede apreciarlas. También significa que nunca el necio, aunque se la proponga, podrá gustar de los frutos de la inteligencia. Suele también expresarse así: Echar margaritas a los puercos.
52 No siento que el niño enfermó, sino el resabio que le quedó.
53 No te acuerdas de Santa Bárbara, hasta que truena.
54 No te fíes de las apariencias.
55 No te gusta el caldo, ¡Pues, tres tazas!
56 No te hagas mucho de rogar, en lo que te pueda beneficiar.
57 No todo el monte es orégano.
Muy usual, este refrán nos recuerda que no todo, en lo que fuere, es fácil y agradable. Ni, por supuesto, aromático, como el orégano.
58 No vendas la piel del oso sin haberlo cazado.
59 No voy a la iglesia porque estoy cojo, pero sí a la taberna poquito a poco.
60 Nombrando el rey de Roma, por la puerta asoma.
61 Nuestro gozo en un pozo.
62 Nunca es tarde si la dicha es buena.
63 Nunca falta un roto para un descosido.
Da a entender que hasta el más despreciable encuentra a otro de su misma condición.
64 Nunca llueve a gusto de todos.
65 Nunca te acostarás sin saber una cosa más.